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¿Deberíamos cobrar impuestos a los robots?

En este artículo Laura Reyna nos presenta una pregunta respecto a la realidad incipiente de la robotización en los trabajos del futuro (y del presente).

Por: Por: Laura Reyna - CEO & Founder PuentechLab

Publicado el 12 nov. 2020

La automatización ha alterado los mercados laborales de todo el mundo. Según el "Informe sobre el futuro de los empleos" del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), Covid-19 aceleró al 50% de las empresas la automatización. Esta situación ha provocado un debate en países como Reino Unido, la Unión Europea y Estados Unidos sobre cómo deberían actuar los gobiernos ante esta situación.

Si entendemos la robotización como un tipo de automatización en la que sustituimos al ser humano en ciertas tareas que pueden realizar las máquinas, ¿deberían los gobiernos cobrar impuestos a la robotización? ¿Qué deberíamos estar haciendo América Latina?

¿Qué está pasando? El futuro del trabajo y la automatización

La historia muestra que todo cambia. A lo largo del tiempo, el desarrollo de nuevas tecnologías ha representado la transformación de los mercados laborales. Desde la creación de la máquina de vapor hasta Internet, la innovación tecnológica ha destruido algunos puestos de trabajo y en consecuencia, ha generado otros. Las tecnologías de la cuarta revolución industrial (4IR), como los robots, no son una excepción. Sin embargo, su peculiaridad reside en su ritmo acelerado.

Recientemente, el WEF presentó el Reporte sobre el Futuro del Trabajo. En este documento se afirma que para el 2025, 85 millones de puestos de trabajo en el mundo pueden ser desplazados por un cambio en la división del trabajo entre humanos y máquinas. A la par, es probable que surjan 97 millones de nuevos roles que se adapten mejor a la nueva división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos. En resumen, si van a desaparecer muchos trabajos, pero también surgirán muchos nuevos y mejores empleos.

Lograr una transición exitosa hacia el futuro del trabajo y la automatización requiere acciones. Economistas como Guerreiro afirman que acciones como ponerle impuestos a los robots por tres décadas puede ayudar. Afirma que durante este período, las personas y empresas podrán prepararse y adaptarse a esta transformación. De no tomar acciones, las consecuencias las sufrirán los grupos más vulnerables.

Los avances en la igualdad de género han sido uno de los primeros afectados por la automatización. Por ejemplo en Europa, un estudio reveló que las trabajadoras están más expuestas al riesgo de automatización que los trabajadores masculinos. Un aumento del 10% en la automatización conduce a un aumento del 1,8% en la brecha salarial de género en países europeos. Si eso pasa en Europa, previo a covid-19, ¿qué podemos esperar en América Latina? La subrepresentación de mujeres en ocupaciones de habilidades medias y altas en industrias específicas, acompañada de automatización, agrava la brecha salarial de género, especialmente en países donde la desigualdad de género ya era severa.

¿Qué hacer? Reinventar y Reinvertir

En medio de una pandemia mundial, aprovechar la cuarta revolución industrial equivale a promover la igualdad e inclusión de manera efectiva. Si se decide poner impuestos a robots, el dinero recaudado debería usarse en programas para capacitar a las y los trabajadores que se ven afectados por la automatización. Añadiendo un enfoque especial, para aquellas personas que sufren desigualdades sistemáticas como las mujeres, personas de la tercera edad o con alguna discapacidad.

Promover una adopción tecnológica más equitativa e inclusiva en países latinoamericanos exige un nuevo acuerdo entre los gobiernos, empresas y personas trabajadoras. Las personas afectadas por la automatización acelerada por la pandemia, deberían de contar con opciones para reorientar su carrera profesional, aprender nuevas tareas y postularse a nuevos empleos. Sin embargo, esos nuevos acuerdos no se construyen solos.

Urge que en América Latina aceleremos la conversación sobre cómo reinventar y reinventir en nuestro capital humano. Varias opciones. Primera opción, poner impuestos a la automatización durante un período de tiempo específico y que los gobiernos en América Latina usen el dinero de estos impuestos para volver a capacitar a las y los trabajadores más afectados o en un ingreso básico universal. Segunda opción, impulsar que sean las mismas empresas quienes desarrollen programas de reorientación laboral con el objetivo de no afectar la innovación.

En mi opinión, el objetivo, cualquiera que sea el camino que se adopte, debe ser el poner a las personas en el centro. Es decir, permitir que las y los trabajadores en latinoamérica puedan hacer una transición exitosa hacia nuevos y mejores trabajos. Y, ¿usted qué opina? ¿le preocupa la desaparición de tu trabajo? ¿qué está haciendo para prepararse? ¿cree que su gobierno está haciendo lo suficiente?


Este artículo fue escrito por:

Laura Reyna, CEO y Fundadora de Puentech Lab.

Se dedica a resolver problemas públicos desde la tecnología. Es politóloga e internacionalista y Doctora en Administración Pública. Tiene experiencia en el sector público mexicano como asesora en el Senado Mexicano, la Secretaría de Gobernación y la Embajada de México en los Estados Unidos.

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